27 de septiembre de 2010

Auge y caída

No hay como estar dormido para que se te ocurran ideas ingeniosas, originales y mágicas. No hay como estar despierto para olvidarlas.

24 de septiembre de 2010

Curriculum vitae

"A menudo un dictador es un revolucionario que hizo carrera. A menudo un revolucionario es un burgués que no la hizo."
Marco Denevi

18 de septiembre de 2010

Meticuloso

“Para explicar con minuciosidad, precisión, rigor y exactitud por qué algo es como es y tal como es, debemos remontarnos al origen del Universo. Y entonces apenas estaríamos comenzando a aproximarnos a una explicación completa, cabal y definitiva. Esta es una de las tantas causas por las que no me dedico a la Historia Contemporánea.”
Tabb Capslocke, en “Historia de Algo”

17 de septiembre de 2010

Enredado

“Las redes sociales se parecen menos a un cálido tejido de lana, de esos que hacía mi abuela con tanto cariño y esmero, tan útiles como entrañables; y más a una pegajosa tela de araña, de esas que te llevás por delante casi sin verlas y que no hay forma de sacártelas de encima.”
Washington Polidoro
(historiador uruguayo especializado en nuevas tecnologías) 

Verdaderamente…

    En la nueva cosmogonía cuántica se proyecta sobre la pirómana posmodernidad un halo de sinrazón atribuido a la caída de los grandes discursos, que no es sino un no sé qué de no sé cuánto, nunca sin razón aparente, o no.
    En otros términos: dentro de la novedosa teoría sobre el origen planckiano del universo se cierne encima de la incendiaria sucesora de la modernidad un espectro de nonsense vinculado al derrumbe de los mitos capitales, y vaya a saber uno qué significa todo el resto.

    Ejemplo de todo ello, es la desafiante máxima del filósofo Vladimiro Marrón, que con petulante arrogancia se atreve a proclamar: “La verdad está sobrevalorada.
    ¿Qué pretende afirmar en esta sentencia? ¿Acaso que la Verdad, esa luz que ilumina la senda de los sabios, no es más que un fósforo miserable de la marca Fragata o Los Tres Patitos? ¿Eh?
    Su colega, protector, cómplice y encubridor, Juan Pedro Soco Urtizberea, justifica a su pupilo con argumentos que conviene citar textualmente, sobre todo para llenar más páginas en este informe:

5 de septiembre de 2010

Según Dios, Él no existe

    Dicen que dijo (o escribió) Stephen Hawking algo así como que “no es necesario invocar a Dios (...) para que el universo exista”; o alguna cosa semejante según la cual no necesitamos a Dios (o al concepto de Dios) para explicar el origen de todo.
    A raíz de ello, se vienen sucediendo en el mundo numerosas reacciones basadas en rumores y apreciaciones al vuelo, muchas de ellas sin fundamento y otras tantas combatiendo contra hombres de paja. Gente que toca de oído se siente agraviada por las palabras del científico y, parafraseando a Donald Rumsfeld, afirma que “la ausencia de pruebas no prueba la ausencia”, como si la pregunta sobre la existencia de Dios (suponiendo que ese sea el tema que aborda Hawking) fuese un crimen de C.S.I.
    Los seguidores de Vladimiro Marrón, animados por su afán de zanjar la cuestión (o contribuir a la confusión) recuerdan hoy algunos pensamientos del filósofo argentino que (según estiman) son aplicables a este contexto: “Siempre he creído que no vale la pena creer en nada”, citan unos como prueba fehaciente del ateísmo marroniano. Una vertiente de marronistas religiosos, sin embargo, cree que Marrón tomó partido a favor del creacionismo cuando describió: “Los científicos son personas que quieren convencer al resto de la humanidad de que es absurdo e imposible que un Dios todopoderoso creara la Tierra en siete días, o que la verdad esté escondida en una palabra o en una letra; en cambio, intentan explicar que el universo comenzó en un punto matemático que un día estalló porque sí.” Otros, finalmente, restan valor a estas discusiones con otra sentencia de Marrón: “La verdad está sobrevalorada.”
    Por su parte, el Dios de caricatura en el que solemos depositar nuestra fe y nuestros temores probablemente ignore estas discusiones. Es posible que siga atascado en su taller, tratando de crear una piedra tan pesada que ni él mismo sea capaz de levantar, mientras un Diablo socarrón se burla desde la puerta, desafiándolo: “Cuando termines con eso (si es que algún día terminás con eso), deberías intentar de nuevo la creación de seres inteligentes. A ver si esta vez te sale bien y nos dejan en paz.”