1 de noviembre de 2012

Jalogüín


Ayer yo no festejé Halloween. A la mierda con las costumbres foráneas extranjerizantes.
En su lugar, me propuse disfrutar el día con actividades puramente locales.

Por la mañana fui con los amigos a jugar al deporte autóctono argentino por excelencia: el football. Yo juego de wing, de fullback o de centrehalf, según lo necesite el equipo. Ayer tuve un buen día y metí dos goals.
Al mediodía fui a almorzar a lo de la vieja una comida típica de las pampas: spaghetti a la bolognesa. Como los hace la mamma no tienen igual.
En la sobremesa me quedé viendo por la televisión una serie que refleja perfectamente el ser nacional: Los Simpsons. Mi personaje preferido es el fanático protestante y vecino de Homer, Ned Flanders. Igualito a los que uno se puede encontrar por la calle.
Después, por la tarde, nos pusimos a jugar con mis hermanos a la escoba de 15, un juego de naipes para baraja española típicamente argentino.
A la tarde noche me fui con el viejo Ford Falcon a ver un concierto de música vernácula: el rock&roll. Tocaban varios grupos que hacían homenajes a canciones míticas del rock nacional, como Waiting for 1989, de Sumo, o Longchamps Boogie, de Pappo.
Terminado el concierto, nos fuimos todos a un pub a tomarnos una tradicional bebida telúrica: la cerveza. Para picar nos pusieron unos salamines de Milán y queso Roquefort, que a mí no me gusta para nada.
Como ven, es muy fácil esquivar la influencia extranjera y quedarse solamente con las costumbres de los pueblos originarios, de los que descendemos los Cerletti, los García, los Suhit, los Faggiani, y casi todos los apellidos que conforman mi árbol genealógico.

¡Viva la patria, carajo!
Argentinien über alles!