31 de julio de 2011

Predicciones

Ningún gobierno argentino (electo o de facto, con o sin reelección) duró más de diez años en el período que va de 1945 hasta el presente.

Casa Rosadísima by Julikeishon en BsAs
Casa Rosadísima, a photo by Julikeishon en BsAs on Flickr.
Como mucho, de acá a dos años se acaba el “kirchnerismo” (o el modelo nacional y popular o como quieran llamarlo). Y se acaba por lo siguiente:
1)      Suponiendo que gane estas elecciones, Cristina Fitzgerald Kennedy (o CFK) no puede ser reelecta dentro de cuatro años, a menos que se reforme la Constitución (lo que, dicho sea de paso, era muy mal visto cuando lo intentó Carlos Saúl I, pero que ahora podría ser defendido por los mismos que lo criticaban antes). Si CFK y sus más fieles servidores desean que la presidente permanezca en el cargo, deberán promover el “Cristina eterna” en contra de las aspiraciones de otros miembros del “movimiento”. Es probable que se empiece a evaluar la opción a mitad de mandato (o sea, de acá a dos años, como mucho); pero habrá algunos aspirantes que no estén dispuestos a seguir esperando su turno. Entonces habrá una primera ruptura. Traidores versus fieles. Megalómanos versus demócratas. La pelea tomará muchos nombres según desde dónde se la enfoque, y es probable que los miembros de la misma familia K estén en bandos distintos. Puede ser tremendo, especialmente si coincide con el escenario del punto 6.
2)      Si CFK decide no presentarse a la re-re, los aspirantes a sucederla comenzarán una interna feroz como ya se vio ahora en diversos distritos (Capital, provincia de Bs.As., etc.) y que en algunos casos se cerró en falso (colectoras) o bien mediante el dedazo de la presidente (que en el hipotético escenario futuro estará en retirada y perderá su actual poder de arbitraje).
3)      El kirchnerismo, como todo movimiento designado por un apellido (peronismo, macrismo, alfonsinismo, menemismo, y me da lo mismo), es una bolsa de gatos reunida en torno de un individuo con capacidad de repartir poder y, sobre todo, dinero (el dinero es poder, al fin y al cabo). Cuando esa persona pierde su capacidad de cortar la torta, su grupo se desmorona, se divide en varios grupos que pelean por hacerse con el control del cuchillo-parte-tortas hasta que uno consigue imponerse. Vendiendo el alma al diablo si es preciso. Este tipo de política es como el fútbol: no hay partidos amistosos.
4)      Dentro de la enorme bolsa de gatos que es el movimiento nacional y popular (o “nacypop”, que suena parecido a “nazi pop” o, lo que es lo mismo, a Micky Vainilla) existen varias corrientes, aliados, personajes oportunistas, fanáticos, etc. No hay una verdadera unión ideológica, ningún proyecto de Estado común a todos, sino un complejo y delicado equilibrio de poder que el difunto Néstor supo construir y mantener. Tan complejo y delicado, que la retirada de un par de piezas claves (Néstor, K.I.A.; Cristina, M.I.A.) conlleva el desmoronamiento de toda la estructura. Por ejemplo, los viejos peronistas reacomodados en el kirchnerismo intentarán mantener su viejo poder y sus viejas parcelas, erigiéndose como el nuevo centro a partir del cual se elabora un nuevo movimiento: el “fulanismo”. Los muchachos de Moyano, por su parte, intentarán llevar al compañero hasta el sillón de Rivadavia, empotrando un camión en la Rosada si hace falta. Los borregos de La Cámpora, a su vez, son como jóvenes traficantes de droga: muy jóvenes, muy locos, con mucho poder de golpe y poco criterio para emplearlo, dispuestos a conquistar el mundo en seis días y armar una enorme partuza en el séptimo. Y tampoco hay que olvidar un largo etcétera de caudillos provinciales, montoneros resucitados, ucedeístas reciclados, und so weiter. Todos flotan, y cuando estés aquí tú también flotarás.
5)      Por otra parte, el modelo nacional y popular está más vacío de contenido que un reportaje de 6-7-8. Como en el spot “El Candidato” (donde Federico Luppi intenta explicarnos con un guión burdo y pueril lo que en realidad ya sabemos, esto es, que el “macrismo” emplea ridículas estrategias de campaña), el discurso oficial se centra también en tener dos o tres culpables malvados para todo lo horrible que ocurre en el Universo (verbigracia: la Dictadura, el menemismo neo-liberal y el Grupo Clarín). Su apelación a una amalgama confusa de fragmentos ideológicos que mezcla el peronismo fascistoide de los cuarenta, con el delirio revolucionario de los sesenta-setenta, y el enfoque frívolo de los noventa, todo en un collage superficial cual video-clip posmoderno, deja prácticamente cualquier definición ética acerca de lo bueno y lo malo a la simpatía o la conveniencia del momento. Si a eso le sumamos que los argentinos han demostrado tener una memoria a muy corto plazo, que las hemerotecas son como desiertos y que el Photoshop agiliza el proceso de manipulación de imágenes para ajustar las fotografías del pasado a placer (filtro Stalin, creo que se llama), descubrimos que no hay manera de ser kirchnerista por causas ideológicas. Porque simplemente no las hay.
6)      Por su parte, la política de “cualquier cosa para todos” financiada con la caja de ANSeS o con las retenciones a la soja no es una política estructural de Estado, sino una medida coyuntural que encontrará pronto su techo (como la burbuja inmobiliaria encontró el suyo en el Primer Mundo): la soja no será siempre valiosa, ANSeS no es una fuente inagotable de recursos. Todos lo saben, pero no saben qué hacer al respecto. Así que ponen piloto automático y continúan estirando al máximo la llegada de lo inevitable. Pero lo inevitable llegará (todo tiene un final, no es eterna la vida…). Y, como en la letra de un tango, cuando se acabe la guita se acabaron los amigos. Es decir: los que tenían aspiraciones presidenciales se despegarán de la empobrecida líder, y mentirán acerca del paraíso de riquezas y placer que aguardan a los que se unan a su barra; y aquellos que no tengan aspiraciones presidenciales pero que estaban pegados a la “causa” solo para cobrar su parte, se irán con el mejor postor. Solo los fanáticos y los tontos (que suelen ser una misma cosa) permanecerán junto a la jefa.

Ahora bien, ante este escenario se abren dos posibilidades:
a)      que el kirchnerismo acabe como el menemismo, es decir, que se disuelva en cuanto la cabeza del “movimiento” abandona el poder; en ese caso, surgirán decenas de “fulanismos” dispuestos a recoger los escombros y edificar un nuevo castillo;
b)      o bien que el kirchnerismo se convierta en un nuevo peronismo, es decir, en una cosa vaga que reaparecerá dentro de unos años, despertando buenos recuerdos en parte del electorado e ilusiones sin fundamento en otros, y que conseguirá movilizar una importante masa de electores detrás de cualquiera que reclame ser el legítimo heredero (como los caballeros ingleses que intentaban sacar la espada de la piedra), aunque defrauden sistemáticamente.

En fin, estas son mis predicciones. Pueden fallar, como diría TuSam. Pero quería dejar constancia de ellas por si no fallan, para poder decir luego como una madre hichapelota: “Yo te dije…”

(Se abre la veda de puteadas y contraargumentaciones.)

PS: No soy “macrista” ni nada por el estilo. No hago esto desde una posición partidista. Si acaso, solo soy “marronista”. Y como tal, permítaseme referir una cita del maestro Vladimiro Marrón: «No soy anarquista, ni comunista, ni marxista, ni socialista, ni progresista; no soy reaccionario, ni conservador, ni neo-con, ni liberal, ni neo-liberal; no soy moderno, ni post-moderno; no soy positivista, ni realista, ni relativista; no soy nihilista, ni existencialista; no soy estructuralista, ni funcionalista, ni hermenéutico; no soy clásico, ni romántico, ni barroco; no soy ateo, ni agnóstico, ni creyente; resumiendo, no soy un montón de cosas ni un montón de otras. Sólo soy Vladimiro Marrón, y el que tenga algún problema con mis opiniones va a tener que salir a la calle y agarrarse a las trompadas únicamente conmigo.»

2 comentarios:

Stella Maris Garcia Suhit dijo...

Lamentablemente , no creo llegar a ver si se cunplen o no tus prediciones, pero si lo analizamos bien , parte (una buena) de razón tenes y me parece que desde ese análisis no hay a la fecha alguien con un proyecto Argentini, lástima.

Julio Cerletti dijo...

Cosmos update:
Unas muestras de cómo lo que vaticiné, de a poco va tomando forma (y mucho antes de lo previsto):
Moyano y CFK se distancian (véase por ejemplo http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-183536-2011-12-16.html )
Cae el precio de la soja y, con ello, los ingresos del Estado (véase por ejemplo http://www.lanacion.com.ar/1432554-fuerte-caida-del-ingreso-de-los-productores-por-la-baja-de-la-soja )
A ello hay que agregar el recorte de los subsidios: además de ser un tema de sentido común, es un indicador de que el dinero se está acabando. Si bien se está vendiendo (de manera más o menos convincente) como algo obvio y necesario, no deja de ser llamativo que el gobierno del "todo para todos" recorte ayudas. En otras palabras: ningún político toma una medida impopular (aumentar el costo de las cosas) endulzándola con un discurso progresista (que los ricos paguen y los pobres menos) si no es estrictamente necesario.
Por último, tenemos la tensión Scioli-Mariotto, la bonaerense, la Cámpora...
Sigo manteniendo el plazo de dos años para que se pudra todo, porque todo esto siempre es relativamente lento. Pero el juego está en marcha.