14 de noviembre de 2010

En defensa de la RAE


Spanish Royal Academy, originalmente cargada por Julikeishon.

(Nunca creí que escribiría esto.)

Ante las polémicas suscitadas en torno a las que serán, con toda probabilidad, las nuevas normas ortográficas recomendadas por la Real Academia Española (y consensuadas entre las veintidós Academias de la Lengua, no lo olvidemos), creo que es necesario pararse a pensar un momento.
Si bien no me gusta que le impongan el nombre uve a mi querida ve corta (nada me privará de seguir llamándola como se me dé la gana, aunque el corrector de un periódico o de una editorial tendrá que censurarme), o bien prefiero el erudito i griega al arrabalero ye, o la elegante grafía Qatar antes que la gastronómica Catar, lo que más rechazo ha generado entre opinólogos varios es la eliminación de ciertas tildes diacríticas (las que se colocan para distinguir significados, aunque no correspondan según las reglas generales de acentuación).
Palabras como solo (tanto el adjetivo de “Estoy más solo que Adán en el Día de la Madre”, como el sustantivo de “Alex Lifeson tocó un solo de guitarra”) se distinguen del adverbio solo (en frases como “Ella compra el diario sólo cuando viene con regalos”, y que puede reemplazarse por solamente) mediante la colocación de una simpática tilde en la primera o de este último. Lo mismo ocurre entre los adjetivos este, ese, aquel (y sus formas femeninas y plurales) y los pronombres este, ese, aquel (y sus formas femeninas y plurales). De este modo, se escribe “Este tipo no tiene idea” y “Éste no tiene idea”.
Sin embargo, la RAE ya había recomendado en la Ortografía de 1999 que la tilde se empleara únicamente “cuando exista riesgo de ambigüedad”. Así, se facilitaba el aprendizaje de las reglas de acentuación, ya que la tilde diacrítica constituye una excepción molesta. Y cualquiera que aprende una lengua nueva sabe lo fastidiosas que son las excepciones. Acotándola a un uso muy específico y casi marginal, la ausencia de tilde en solo sería rara vez una falta de ortografía.
Por lo visto, la RAE considera que ahora no hace falta deshacer la ambigüedad con la tilde, pues el contexto la deshace. Para mí, esta es la clave, la novedad y, a su vez, lo que hace defendible la postura de la Academia: por primera vez, los eruditos de la lengua despegan la cabeza de los manuales de gramática y miran al mundo que los rodea. Y en esa mirada descubren que solamente en los manuales de lengua hay frases aisladas, sin contexto, cuya comprensión resulta difícil sin ayudas de tildes diacríticas.

Estos días de polémica han circulado varios ejemplos sobre cómo la nueva normativa de la RAE provocará malentendidos. Cito dos de los más repetidos:

1) “El académico llamó a este imbécil” y “El académico llamó a éste imbécil”,

donde la primera frase indica que el académico le dijo a un imbécil en particular que viniese, mientras la segunda indica que el académico insultó a un sujeto en particular.

2) “Estuve teniendo sexo sólo una hora” y “Estuve teniendo sexo solo una hora”,

donde la primera frase quiere decir que, pudiendo haber dedicado más horas a la faena, apenas le destiné sesenta minutos; mientras que la segunda significa, sencillamente, que me estuve masturbando durante una hora.

Ahora bien, ¿acaso uno entra en una sala, escribe una de estas frases en la pared y luego se va sin más? (No olvidemos que la tilde es un problema de escritura: la ambigüedad en el registro oral no se deshace sino, y únicamente, por contexto.) ¿O uno elabora un texto algo más completo, con un par de líneas? Tomemos uno de los ejemplos anteriores: ¿a cuento de qué escribiría yo que estuve solo (o solo) una hora teniendo sexo? Probablemente, la frase integraría una redacción más amplia, como estas:

a) “Anoche conocí a una chica. Estuve teniendo sexo solo una hora. Después me fui a mi casa porque estaba cansado.”

b) “Anoche estaba con una calentura increíble. Estuve teniendo sexo solo una hora. Después me puse a ver la tele y me quedé dormido.”

La anécdota de tres frases explica el sentido de solo. Sería raro suponer que, después de haber conocido a una chica, me encerré en el baño con una Playboy, en soledad. Además, la mención al cansancio refuerza la idea de que considero escaso el tiempo dedicado a la faena, que podría haber sido mayor de no haber mediado la fatiga (por lo que el solo equivale a solamente).
En la segunda frase, en cambio, no tiene sentido decir que estuve desfogándome solamente una hora cuando me sentía particularmente lujurioso, y sería más correcto suponer que estuve durante toda una hora solito, hasta que se me pasó el calentón y pude dedicarme a la edificante tarea de ver la televisión.
Quiero decir: la RAE sabe que, más allá de los ejemplos medianamente ingeniosos de profesores e internautas, las frases sin contexto no existen. Incluso los limitados tweets, sentencias aparentemente aisladas, se complementan con otros tweets. Esta es la razón por la que los adolescentes pueden escribir mensajes plagados de faltas de ortografía: el contexto es el que ayuda a dar sentido a todas esas letras incoherentes.
Solo en casos raros –como títulos o titulares (que, no obstante, tendrían su aclaración en el cuerpo principal del texto), graffiti, anuncios por palabras, pancartas o lemas– podría uno sentir la necesidad de introducir la tilde diacrítica a fin de despejar toda duda. Pero no dejan de ser situaciones marginales y, pese a todo, situadas en un contexto de comunicación específico (pensemos en un anuncio por palabras: “alquilo casa solo dos meses”, ¿es relevante que la alquile yo solo, sin socios, o en realidad lo importante es que la casa solamente estará disponible durante dos meses? La respuesta es obvia).
De modo que vamos a dejar de jugar al concurso Encuentre la frase que ridiculice mejor a la RAE e intentemos comprender por qué estos estudiosos de la lengua (no solo de España, sino de todo el mundo de habla hispana) realizan sus recomendaciones.
A mí, particularmente, me gustaban más las tildes diacríticas. Al escribir, me salen naturalmente y tengo que corregirme para evitar ponerlas. Pero es probable que los futuros hispanohablantes agradezcan esta justificada simplificación de las reglas.


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NOTA: debo parte de la idea de esta reflexión a la conversación que tuve con Laura Alejandro (@Laualejandro). El diálogo genera conocimiento. O algo parecido.

5 comentarios:

Laura dijo...

Me ha gustado mucho el análisis que has realizado, sobre todo, teniendo en cuenta que lo has hecho solo tras hablar conmigo a través de Twitter ;)

Sigo defendiendo las tildes diacríticas (que en ningún caso echa por tierra a la RAE). Supongo que soy algo maniática con la ortografía y me cuesta salirme de las reglas que tan estrictamente siempre he aplicado a la hora de escribir.

Creo en el poder de las frases sueltas y no dejo de obsesionarme pensando en que alguien puede escribir algo, aunque sea en una pared, y que el contexto no nos resuelva el significado. Estoy convencida que serán muy pocas las excepciones en las que nos encontremos con alguna duda sobre el significado de las palabras sin tilde, pero aún así, creo que si han existido alguna vez, será que realmente se le vio sentido en su momento.

No quiero dar a entender que soy conservadora (no es precisamente un rasgo de mi carácter), pero no me gustó en absoluto la desaparición de estas tildes porque vi que se daba con ello un pequeño paso más hacia una pobreza lingüística que cada vez es mayor.

Sin embargo, lo acato. Estoy prácticamente segura de que seguiré usando estas tildes y tendré que ver como mis becarios se ríen (de buen rollo) de mí porque en su día no paraba de corregírselas.

Pero mi pregunta es ¿ahora seré yo quien cometa la falta si las sigo utilizando?

Enhorabuena por la reflexión.

Julio Cerletti dijo...

Una pequeña confesión: yo soy un nostálgico de las tildes en fue, fui, dio y vio, eliminadas en 1959. De modo que también voy a extrañar las tildes diacríticas, así como el hiato en guión.
Pero no hay que perder las esperanzas: no descartemos que la RAE, de aquí a unos años, permita una doble grafía como la que venía permitiendo hasta ahora en truhan / truhán. No sería la primera vez que dé marcha atrás en alguna sugerencia (por ejemplo, no logró imponer la palabra clipe en lugar de la voz inglesa clip, y retiró la primera del Diccionario...) De este modo, podría recomendar la norma simplificada, pero sin sancionar a los nostálgicos. Y todos contentos.

Laura dijo...

Esperemos amigo, esperemos...

De todas formas y ya que tú estás más informado (aún no he tenido tiempo de leer a fondo sobre el cambio).

A día de hoy lo estaré haciendo mal si es que pongo las tildes?

Saludos y gracias again!

Julio Cerletti dijo...

A día de hoy, según la Ortografía vigente (1999), deberías poner las tildes en los demostrativos o en solo únicamente "cuando se perciba riesgo de ambigüedad" (p.ej: "Él estuvo solo tomando café" se presta a confusión; pero no "Ella estuvo solo tomando café"). Aunque vos seguí poniendo las tildes porque, excepto algún profesor de Lengua escrupuloso, nadie te va a corregir. (A propósito, tendrían que inventar el concepto de "falta leve" para la ortografía: no es igual de grave escribir "sólo" que "excepticismo" o "avía echo"...)

Laura dijo...

Llevo dando vueltas a algo desde anoche (y juro que es verídico). Ayer le pregunté a un amigo: "Qué tal estuvo el evento" y me tuiteó:

"he estado un rato solo pero me ha gustado bastante!! un besote y buenas noches"

Te juro que aún no sé si el pobre estuvo sin nadie en el lugar o sólo estuvo un rato... Ni idea!