Erotic, de Maria Georgieva
1. El sexo es un proceso de combinación y
mezcla de rasgos genéticos a menudo dando por resultado la especialización de
organismos en variedades femenina y masculina (conocidas como sexos). La reproducción sexual implica la combinación de
células especializadas llamadas gametos para formar hijos que heredan rasgos de
ambos padres. Los gametos pueden ser idénticos en forma y función (isogametos),
pero en algunos casos han evolucionado hacia una asimetría de tal manera que
hay dos tipos de gametos específicos por sexo
(heterogametos): los gametos masculinos son pequeños, móviles, y optimizados
para el transporte de su información genética a cierta distancia; mientras que
los gametos femeninos son grandes, no móviles y contienen los nutrientes
necesarios para el desarrollo temprano del organismo joven.
La reproducción sexual
alcanza tanto a los animales como a las plantas y a esos seres repugnantes,
traicioneros e indescifrables que son los hongos.
2. Biológicamente,
solo existen dos sexos en el universo
conocido (femenino y masculino, macho y hembra). Los hermafroditas comparten
ambos sexos en un individuo, y
eventualmente hay especies de ranas en las que los miembros de un sexo pueden mutar al otro para mantener
el balance de machos y hembras. Sexualidades, en cambio (y como demuestra la interminable sigla del colectivo LGBTQ) hay muchas más.
3. La tercera
acepción de la palabra sexo en el Diccionario de la Real Academia Española
la define como sinónimo de “órganos sexuales”.
4. Sigmund Freud
postuló la existencia de una sexualidad
infantil perversa polimorfa, en el sentido de que una gran variedad de objetos
pueden ser una fuente de placer. Conforme las personas van desarrollándose, van
fijándose sobre diferentes objetos específicos en distintas fases:
- Fase oral, ejemplificada
por el placer de los bebés en la lactancia.
- Fase anal, ejemplificada
por el placer de los niños al controlar sus esfínteres.
- Fase fálica. Propuso
entonces que llega un momento en que los niños pasan a una fase donde se
fijan en el progenitor de sexo
opuesto (complejo de Edipo) y desarrolló un modelo que explica la forma en
que encaja este patrón en el desarrollo de la dinámica de la mente. Cada
fase es una progresión hacia la madurez sexual, caracterizada por un fuerte yo, y la habilidad para
retardar la necesidad de gratificaciones.
- Período de latencia,
período en que se desarrollan fuerzas psíquicas que inhiben el impulso sexual y reducen su dirección.
- Fase genital, surge en la
adolescencia cuando maduran los órganos genitales. Hay un surgimiento de
los deseos sexuales y
agresivos.
5. Dice el refrán
popular español que “tiran más dos tetas
que dos carretas”.
6. Cualquier
palabra con connotaciones sexuales
tiene mayor probabilidad de tener un número de sinónimos por encima del
promedio habitual para cualquier palabra sin connotaciones sexuales. Además,
las palabras con contenido sexual
suelen ser las que más variantes dialectales presentan, predominando
determinados tipos locales por sobre otros más genéricos. Así, por ejemplo, en
castellano tenemos: practicar el coito,
hacer el amor, follar, chingar, garchar, coger (o cojer), fifar, voltear, tumbar, echar un polvo, cepillar(se), trabajar(se), etc.; también vagina,
concha, coño, chocho, bollo, papaya, tota, crica, coneja, panocha, chichi, etc.; y el infaltable pene, pito, poronga, polla, choto, verga, falo, pija, picha, amigo, etc., por poner solo unos ejemplos.
7. Del mismo
modo, cualquier palabra dicha con la entonación pícara adecuada, o acompañada
por un demostrativo sonoro, adquirirá inmediatamente una connotación sexual. Por ejemplo: ¡esta palabra! También cualquier conjunto
de sílabas agrupadas al azar y repetida dos veces sufrirá el mismo efecto: traca-traca, pumba-pumba, etcétera-etcétera.
8. El deseo sexual entra en esa categoría de
sensaciones como el hambre y la sed (y sus contrapartidas placenteras) sin las
cuales no nos moveríamos del sofá en todo el día. Su complejo sistema de
premios (el orgasmo) y castigos (como quiera que se llame eso) supone un incentivo para aventurarnos
en el peligroso terreno del trato humano; de otro modo, no encontraríamos
motivo para abandonar una amébica y solitaria existencia, tumbados en una
hamaca y disfrutando del dolce far niente.
9. Algún estudio
llegó a afirmar en 2010 que el 37% del contenido de internet era pornografía,
aunque luego sus números fueron cuestionados o matizados. Según otros
estudiosos, el 14% de las búsquedas y el 4% de los sitios de internet están
dedicados al sexo.
10. Si no hubiera
empleado una imagen sugerente y un título ambiguo, incluyendo la palabra “sexo” junto a una presunta promesa de saberes
(¿placeres?) desconocidos, no estarías leyendo esto. Pero el título no engaña:
a esta altura de tu vida, ya deberías saber estas 10 cosas sobre el sexo.
(Fuentes: Wikipedia, RAE, investigaciones propias)
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