Ayer yo no festejé Halloween.
A la mierda con las costumbres foráneas extranjerizantes.
En su lugar, me propuse disfrutar el día con actividades
puramente locales.
Por la mañana fui con los amigos a jugar al deporte autóctono
argentino por excelencia: el football.
Yo juego de wing, de fullback o de centrehalf, según lo necesite el equipo. Ayer tuve un buen día y
metí dos goals.
Al mediodía fui a almorzar a lo de la vieja una comida típica
de las pampas: spaghetti a la bolognesa. Como los hace la mamma no tienen igual.
En la sobremesa me quedé viendo por la televisión una serie
que refleja perfectamente el ser nacional: Los
Simpsons. Mi personaje preferido es el fanático protestante y vecino de
Homer, Ned Flanders. Igualito a los que uno se puede encontrar por la calle.
Después, por la tarde, nos pusimos a jugar con mis hermanos
a la escoba de 15, un juego de naipes para baraja española típicamente
argentino.
A la tarde noche me fui con el viejo Ford Falcon a ver un
concierto de música vernácula: el rock&roll.
Tocaban varios grupos que hacían homenajes a canciones míticas del rock
nacional, como Waiting for 1989, de
Sumo, o Longchamps Boogie, de Pappo.
Terminado el concierto, nos fuimos todos a un pub a tomarnos una tradicional bebida
telúrica: la cerveza. Para picar nos pusieron unos salamines de Milán y queso Roquefort, que a mí no me gusta para
nada.
Como ven, es muy fácil esquivar la influencia extranjera y
quedarse solamente con las costumbres de los pueblos originarios, de los que
descendemos los Cerletti, los García, los Suhit, los Faggiani, y casi todos los
apellidos que conforman mi árbol genealógico.
¡Viva la patria, carajo!
Argentinien über alles!